Del Estado de Animo
Son trastornos de la salud mental caracterizados por la existencia de alteraciones emocionales, consistentes en periodos prolongados de tristeza excesiva (depresión), de exaltación o euforia excesivas (manía), o de ambos. La depresión y la manía representan los dos polos o extremos de los trastornos del estado de ánimo.
Se conocen también como trastornos afectivos. Afecto significa estado emocional, que se expresa a través de gestos y expresiones faciales.
La ansiedad y los trastornos relacionados, aunque no se clasifican como trastornos del estado de ánimo también afectan el humor.
La tristeza y la alegría (euforia) forman parte de la vida diaria. La tristeza es una respuesta universal al fracaso, el desaliento y otras situaciones desalentadoras. La alegría es una respuesta universal al éxito, los logros y otras situaciones motivadoras. La pena, una forma de tristeza, se considera una respuesta emocional normal ante una pérdida. El duelo se refiere a la respuesta emocional ante la muerte de un ser querido.
Se diagnostica un trastorno del estado de ánimo cuando la tristeza o la euforia son muy intensas y persistentes, y deterioran significativamente la capacidad funcional de la persona. En estos casos, la tristeza intensa se denomina depresión y la euforia intensa manía. Los trastornos depresivos se caracterizan por depresión, y los trastornos bipolares por combinaciones variables de depresión y manía.
- TRASTORNOS DEPRESIVOS
El término depresión se utiliza a menudo para describir un estado de ánimo bajo o de desánimo que es consecuencia de decepciones (p. ej., crisis financieras, catástrofes naturales, enfermedades graves) o pérdidas (p. ej., el fallecimiento de un ser querido).
Sin embargo, los términos más adecuados para estos estados de ánimo son la desmoralización y la pena. Estos sentimientos negativos, a diferencia de los de la depresión, hacen lo siguiente:
- Ocurren en oleadas que tienden a estar ligadas a pensamientos o recordatorios del evento incitante
- Se resuelven cuando las circunstancias o los eventos mejoran
- Se pueden intercalar con períodos de emoción positiva y humor
- No están acompañados por sentimientos generalizados de inutilidad y autodesprecio
- Dura habitualmente días, en lugar de semanas o meses, y los pensamientos suicidas y la pérdida prolongada de la funcionalidad son mucho menos probables.

Los eventos y los factores de estrés que inducen a la desmoralización y la pena pueden precipitar un episodio depresivo mayoren personas vulnerables (p. ej., aquellas con antecedentes o antecedentes familiares de depresión mayor).
Las personas que han tenido un episodio de depresión tienen un riesgo más alto de sufrir otros episodios en el futuro. Las personas menos flexibles y/o con tendencias a la ansiedad muestran más probabilidad de desarrollar un trastorno depresivo, ya que carecen de las habilidades sociales necesarias para ajustarse a las presiones de la vida. La depresión también puede aparecer en personas que tienen otras enfermedades mentales.
La depresión provoca una disfunción cognitiva, psicomotora y de otros tipos (p. ej., escasa concentración, cansancio, pérdida de deseo sexual, pérdida de interés o placer en casi todas las actividades que anteriormente se disfrutaban, alteraciones del sueño) así como un estado de ánimo depresivo. Las personas con un trastorno depresivo con frecuencia tienen pensamientos suicidas y pueden llegar a intentar suicidarse. Otros síntomas o trastornos mentales (p. ej., ansiedad o crisis de pánico) coexisten con frecuencia y a veces complican el diagnóstico y el tratamiento.
El trastorno por depresión se caracteriza por la existencia de un sentimiento de tristeza lo suficientemente intenso como para interferir en el desarrollo de las actividades habituales y/o por una reducción del interés o del placer en actividades que solían ser del agrado de la persona afectada. Puede sobrevenir tras la pérdida de un ser querido u otro acontecimiento doloroso, aunque con respecto a éste resulta desproporcionado y de una duración mayor a la esperada.
La depresión no refleja debilidad de carácter y tampoco ha de estar necesariamente relacionada con un trastorno de la personalidad, un trauma infantil o una carencia en la atención de los progenitores.
Los pacientes tienen un aspecto triste, con ojos llorosos, ceño fruncido, comisuras de la boca hacia abajo, postura decaída, escaso contacto visual, ausencia de expresión facial, pocos movimientos corporales y cambios en el habla (p. ej., voz baja, falta de prosodia, uso de monosílabos). El aspecto puede confundirse con el de una enfermedad de Parkinson. En algunos pacientes, el estado de ánimo depresivo es tan profundo que se acaban las lágrimas.
Los síntomas de la depresión evolucionan habitualmente de forma gradual a lo largo de semanas o meses, y pueden ser muy variables:
- Una persona que se está deprimiendo puede mostrarse aletargada y triste, o irritable y ansiosa
- Muchas personas no son capaces de experimentar de forma normal ciertas emociones, como el duelo, la alegría y el placer. Puede parecerles que el mundo se ha vuelto carente de vida y de estímulos. Pierden interés en las actividades de las que solían disfrutar o no experimentan ninguna satisfacción al realizarlas
- Se preocupan con intensos sentimientos de culpabilidad y autodenigración. Pueden experimentar sentimientos de desesperación, soledad e inutilidad
- Suelen presentar dificultades para concentrarse, y para tomar decisiones
- Se muestran retraídas, con frecuentes sentimientos de desamparo y desesperanza que aumentan a medida que evoluciona la enfermedad, y piensan en la muerte y en el suicidio.
- La mayoría de las personas depresivas tienen dificultad para conciliar el sueño y se despiertan repetidamente, sobre todo de madrugada. También se puede dar que duerman más de lo habitual.
- La falta de apetito y la pérdida de peso pueden conducir a la caquexia, y en las mujeres puede interrumpirse la menstruación. Sin embargo, el exceso alimentario y el aumento de peso son frecuentes en personas con depresión leve.
- Algunas personas descuidan su higiene personal e incluso a sus hijos, a otros seres queridos o a sus mascotas.
- Las personas con depresión son más propensas a abusar del alcohol o de otras drogas.

Pueden contribuir a la depresión factores diversos: hereditarios, efectos secundarios de determinados medicamentos, acontecimientos dolorosos con elevada carga emocional y cambios en los niveles hormonales o de otras sustancias presentes en el organismo, entre otros factores.
El médico basa el diagnóstico en los síntomas.El tratamiento con antidepresivos, la psicoterapia y, en ocasiones, la terapia electroconvulsiva, son beneficiosos.
Después de la ansiedad, la depresión es el trastorno de salud mental más frecuente. La depresión suele iniciarse en la adolescencia o entre los 20 y los 30 años, si bien existe la posibilidad de que comience a cualquier edad, incluida la infancia.
Si no se trata, un episodio de depresión suele durar alrededor de 6 meses, pero a veces se prolonga durante 2 años o más. Los episodios tienden a repetirse varias veces a lo largo de la vida.
El término depresión se utiliza para describir varios trastornos relacionados:
- Trastorno depresivo mayor
- Trastorno depresivo persistente
- Trastorno disfórico premenstrual
Muchas personas refieren sentirse más tristes al final del otoño y durante el invierno, y atribuyen esta tendencia al acortamiento de las horas de luz natural y a las temperaturas más bajas. Sin embargo, en algunas personas, esta tristeza es lo suficientemente grave como para ser considerada un tipo de depresión (trastorno afectivo estacional).
Durante el embarazo pueden aparecer síntomas (depresión periparto) o dentro de las cuatro semanas siguientes al parto (depresión posparto); se ve implicada la participación de factores endocrinos, pero se desconoce la causa específica.
Los pensamientos sobre la muerte son uno de los síntomas más graves de depresión. Una amenaza de suicidio es una situación de urgencia. Cuando alguien amenaza con quitarse la vida, el médico puede procurar su hospitalización con el fin de mantenerle bajo supervisión hasta que el tratamiento reduzca el riesgo de suicidio. Dicho riesgo es especialmente alto en los casos siguientes:
- Cuando la depresión no es tratada o se trata de modo inadecuado
- Al inicio del tratamiento (momento en que la persona comienza a sentirse más activa desde el punto de vista físico y psíquico, pero su estado de ánimo se mantiene sombrío)
- Con motivo de un aniversario importante
- Cuando existe una oscilación entre la depresión y la manía (trastorno bipolar).
- Cuando la persona se siente muy ansiosa
- Cuando la persona toma alcohol o consume drogas ilícitas o asociadas a la vida recreativa
- En las semanas o meses después de que la persona haya intentado suicidarse, particularmente si utilizó un método violento
- Abuso de sustancias
En personas de edad avanzada, es difícil determinar la existencia de un trastorno depresivo, sobre todo si no trabajan o tienen poca interacción social. Además, la depresión puede confundirse con la demencia, porque sus síntomas pueden llegar a ser similares, como por ejemplo, la confusión y la dificultad para concentrarse y pensar con claridad. Sin embargo, si tales síntomas son debidos a una depresión, se curan con el tratamiento antidepresivo. Cuando la causa es la demencia, no remiten.

Habitualmente, la depresión puede tratarse con éxito. Si se ha identificado una causa (como una sustancia o algún trastorno determinado), hay que corregirla en primer lugar, pero también pueden ser necesario el tratamiento farmacológico y/o psicoterapéutico de la depresión.
- TRASTORNO BIPOLAR
Los episodios de depresión alternan con episodios de manía o con una forma menos grave de manía llamada hipomanía. La manía se caracteriza por una excesiva actividad física y sentimientos de euforia muy desproporcionados en relación con la situación.
- TRASTORNO CICLOTÍMICO
Se alternan episodios de euforia relativamente leves y breves (hipomanía) con episodios leves y breves de tristeza (depresión).